Cindy Zapata is a Clinical Instructor at the Harvard Immigration and Refugee Clinical Program. In this role, she supervises students on their cases and legal work and teaches classes, including a class on refugees and trauma that she co-teaches with Program Director Sabi Ardalan.
Cindy was first drawn to immigration law because, as she explains, immigration was the “story of her family.” When she was young, she recalls hearing how her parents came to the U.S. and feeling a kind of awe at “what humans are capable of.” This initial exposure to such powerful storytelling created a deep love for stories in Cindy, which developed along with her passion for human rights. Together, these interests led her toward a career working in immigration.
Cindy went to law school at UC Berkeley, and, while there, took part in an exchange program between Berkeley and Harvard Law School. At Harvard, she was hired to supervise a newly formed student group that mobilized in response to the Trump administration’s policies, and this position eventually transformed into her current role.
Despite working in an often sad and frustrating field, Cindy manages to stay upbeat and passionate about her work. She admits that it’s tough not to let some of the suffering involved in the field weigh on her, but she explains that she’s able to lean on her faith to support her. She’s also an avid sci-fi reader and loves the escape that reading about imaginary worlds provides. When she’s not reading sci-fi or working, she loves spending time with her family and being outside.
Some of Cindy’s biggest advice to people pursuing careers in immigration law is to “enjoy your clients.” Many of the stories clients tell about their lives are deeply painful, but, to Cindy, the best part of her work is being able to make connections with clients, whether about common interests, their children, or just daily life. Cindy urges people to really appreciate the opportunity to interact with clients, and to take their time while interviewing them. After all, it’s being able to get to know and learn from such amazing people that leads Cindy to feel that, for her, her job is “the only thing worth doing.”
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Cindy Zapata es instructora clínica en el Programa Clínico de Inmigración y Refugiados de Harvard. En este puesto, ella supervisa a los estudiantes en sus casos y en su trabajo legal y enseña clases, incluyendo una clase sobre los refugiados y el trauma que ella co-enseña con el Director del Programa Sabi Ardalan.
Cindy se sintió atraída por la ley de inmigración porque, como explica, la inmigración era la “historia de su familia.” Cuando era joven, recuerda haber oído cómo llegaron sus padres a EE.UU. y sentir una especie de asombro ante “lo que los seres humanos son capaces de hacer.” Esta exposición inicial a una narración tan poderosa creó en Cindy un profundo amor por las historias, que se desarrolló junto con su pasión por los derechos humanos. Juntos, estos intereses la llevaron a trabajar en el ámbito de la inmigración.
Cindy fue a la escuela de derecho en la Universidad de California en Berkeley, y, mientras estaba allí, participó en un programa de intercambio entre Berkeley y la Facultad de Derecho de Harvard. En Harvard, fue contratada para supervisar un grupo de estudiantes recién formado que se movilizó en respuesta a las políticas de la administración Trump. Esta posición eventualmente se transformó en su rol actual.
A pesar de trabajar en un campo a menudo triste y frustrante, Cindy se las arregla para mantenerse optimista y apasionada por su trabajo. Ella admite que es difícil no dejar que parte del sufrimiento involucrado en el trabajo pese sobre ella, pero ella explica que es capaz de apoyarse en su fe. También es una ávida lectora de ciencia ficción y le encanta el escape que proporciona la lectura sobre mundos imaginarios. Cuando no está leyendo ciencia ficción o trabajando, le encanta pasar tiempo con su familia y estar afuera.
Uno de los más grandes consejos de Cindy a las personas que están siguiendo una carrera en la ley de inmigración es “disfruten de sus clientes.” Muchas de las historias que los clientes cuentan sobre sus vidas son profundamente dolorosas, pero, para Cindy, la mejor parte de su trabajo es poder hacer conexiones con clientes, ya sea sobre intereses comunes, sus hijos o simplemente la vida diaria.